Me había quedado en un segundo plano durante mucho tiempo. Bah, durante toda mi vida. De hecho, me enorgullecía de algún modo decir que era una buena segunda, en el trabajo por ejemplo. Me contaba historias y me decía que estaba bien, que no necesitaba ser el centro de atención.
Me sentía "mejor persona" por no buscar tanto protagonismo. Eso me mantenía segura.
Pero un día, eso ya no me sirvió más. Ahora tenía un propósito, tenía mi porqué, mi razón de ser. "Si puedo colaborar para que el mundo sea un lugar mejor, y puedo ayudar con mi magia a que otras personas moneticen la suya, vivan de eso y puedan ayudar a otras personas a tener vidas mejores, tengo que ser audaz, tengo que animarme y salir", pensé. Y estaba aterrada, por supuesto.
El tema fue que tuve que desafiar muchas creencias para atreverme.
Cuando te escondés, empezás a creer que hablar de tu magia y de eso que te hace único es egocéntrico. Tenés un falso sentido de humildad, porque en realidad estás buscando sentirte seguro. Te guardás el regalo que sos para el mundo sólo para vos.
Y sin embargo, ahora puedo decirte con total certeza que está bien brillar.
Está bien aparecer, está bien compartir tu magia. Es lo que el mundo necesita de vos, es eso único que tenés y que podés darle a los demás, lo que los demás necesitan. Vinimos al mundo para repartir magia, para compartir nuestro talento y nuestros dones.
Ser invisible es:
Es tu misión compartir tu magia. Por eso tenés que dejar de ser invisible. El mundo necesita tu talento, así que no te queda otra que aparecer.
Acordate. No hay nobleza en la falsa humildad.
Es nada más y nada menos que una mentira, algo que te protege del miedo de salir, de mostrar tu grandeza. Es una historia que te contás.
Porque cuando sos invisible y no te mostrás, nadie te ve.
Y ¿sabés qué? Nadie te puede contratar si no saben que existís.
Si necesitás permiso para dejar de esconderte, te lo doy ya mismo. Mirá a tu alrededor. Mirá en tu casa, en tu trabajo, en tu grupo de amigos. Mirá el caos del mundo, el desasosiego, la falta de claridad, la falta de acompañamiento.
Tenés permiso para no esconderte más.
El mundo necesita tu trabajo. Necesita tu talento. Necesita tu magia.
¡A vos te necesita!
Un día me tocó a mí. Yo dejé de esconderme y creé Monetiza tu Magia. Porque yo necesitaba reinventarme, encontrar un trabajo con sentido para mí, y tenía un llamado interior a reconectar con lo que de verdad me importa. Que es ayudar a los demás a que encuentren su propósito, y facilitarles el camino para llegar hasta allí.
Este no es un trabajo que busqué. Fue un trabajo que diseñé, un trabajo que creé, un trabajo que me encontró.
Cuando dejás de esconderte podés crear una vida con propósito, la vida que de verdad querés, en tus propios términos, con tus propias reglas. Y además, podés darle a los demás lo que los demás precisan.
Podés entregar todo ese talento que tenés y que el mundo necesita.
Ya es hora de cobrar lo que vale tu talento. 😉